Desaparecen el emblemático Cerro de San Pedro
LA COPIA PIRATA DE SAN LUIS REY EN PLAZ DE FUNDADORES
Jacobo Vázquez
La estatua recién colocada en Fundadores no es de un potosino, ni siquiera de un conquistador español, mucho menos de un guachichil originario de esta tierra.
LA COPIA PIRATA DE SAN LUIS REY EN PLAZ DE FUNDADORES
Jacobo Vázquez
La estatua recién colocada en Fundadores no es de un potosino, ni siquiera de un conquistador español, mucho menos de un guachichil originario de esta tierra.
Esta escultura, develada por el alcalde Jorge Lozano el lunes tres de noviembre, representa a un rey francés, llamado (sin que haya sido santo, sino fanático) “San Luis IX”, quien vivió entre los años de 1214 a 1270.
El monumento en cuestión pretende ser copia de la imagen que aparece en el escudo que representa al estado potosino.
Colocado el mono frente al Edificio Central de la Universidad, cuya fachada exhibe un escudo original, los primeros espectadores del adefesio no pudieron sino comparar la escultura de piedra con la imagen colocada en el frontispicio universitario.
Instalado en una esquina de la plaza, el personaje semeja una impostura, una mala copia, una versión pirata del rey San Luis que exhibe el escudo de armas de la ciudad, entre otras cosas porque el escultor de Querétaro, Héctor Fajardo, prescindió de un elemento emblemático, símbolo de la fundación del estado: el cerro de San Pedro.
Tal carencia provocó que tan sólo unos minutos después de inaugurada, la obra ostentara un letrero de cartulina donde se podía leer “¿Y? ¡¡¡El cerro!!!”.
Dicho cerro, como se sabe, ha ido desapareciendo luego de que la minera canadiense San Xavier decidió buscar oro en sus entrañas.
Pero también lo han ido borrando de los sitios de internet y de la propaganda que promueven el turismo en el estado, igual pasa con las placas de los autos, que dejaron de llevar dicha imagen, para ser reemplazada por la silueta del porfiriano Teatro de la Paz.
Misma desaparición paulatina resiente el susodicho escudo en la papelería oficial y en la publicidad del gobierno del estado, pero también es posible encontrar la imagen estilizada donde el cerro de San Pedro se reduce a una pequeña y modesta colina.
Para el activista Esteban Álvarez Basaldúa, de profesión psicólogo, la efigie de San Luis Rey sin el citado montículo es la “cereza a la obra de escarnio hecha por el gobierno potosino”, luego de que, dice “ya destruyeron todo el cerro” que fue origen de la fundación del estado.
El también profesor de bachillerato añade sobre San Luis Rey de Francia “este personaje no significa nada para los potosinos y mucho menos para los mexicanos”.
Pero además añade en un mensaje difundido por correo electrónico “y ya que andan tan acomedidos haciendo estatuas y monumentos a sus próceres extranjeros y pro extranjerizantes ¿por qué no hacen otra estatua para Hitler, y otras a Victoriano Huerta, a Torquemada, a
Santana, a Porfirio Díaz, a Carlos Salinas y a José de Gálvez?”.
Y es que el nombre de San Luis con el que fue bautizado nuestro estado parece originado en la burguesía local de hace más de 400 años, que vio en el citado rey francés un ejemplo de catolicismo, con la que los conservadores de la época se sintieron identificados.
Y es que el nombre de San Luis con el que fue bautizado nuestro estado parece originado en la burguesía local de hace más de 400 años, que vio en el citado rey francés un ejemplo de catolicismo, con la que los conservadores de la época se sintieron identificados.
Pero aparte de católico, Luis IX fue gobernante, guerrero, e inquisidor que instauraba juicios sumarios contra sus enemigos, por más que los religiosos intenten disculpar esas faltas y quieren imprimirle sobre la testa un aura con el espíritu santo haciéndole ojitos.
Se trata entonces de un personaje ajeno a nuestras raíces prehispánicas e incluso a la patria de los evangelizadores (y conquistadores) españoles. No representa algo o a alguien de elevados méritos nacionales o potosinos. Y ni siquiera a un villano expulsor de jesuitas y provocador de tumultos en San Luis Potosí, como lo fue José de Gálvez, cuyo ignominioso nombre tiene una avenida de la localidad.
Otro detalle de la figura en cuestión es que haya sido tallada en cantera, a diferencia de otras estatuas recientes donde se ha utilizado el bronce u otros materiales más resistentes.
Es como si las mismas autoridades municipales no tuvieran mucha confianza en que la obra se pueda sostener en pie, como si quisieran probar el nivel de indignación que puede provocar esta mala copia de la imagen que se ve en el escudo.
Por lo pronto, el mismo día que se inauguró la talla algunos opositores, entre ellos Ernesto Flores Alvarado y Pedro Rebolloso, hacían planes para colocar en la otra esquina de la Plaza de los Fundadores una estatua que sea copia fidedigna de la que tiene el escudo, es decir, con cerro incluido.
Además los activos militantes del Frente Amplio Opositor (FAO) a la Minera San Xavier (FAO) ya han expresado su repudio a la obra en cuestión, entre ellos el historiador Juan Carlos Ruiz Guadalajara, falta ver que dicen los miembros de la academia potosina, en especial los demás historiadores.
Sin embargo, parece que el alcalde Jorge Lozano Armengol no quería dejar pasar la oportunidad para seguir con la tónica panista de sembrar de estatuas las plazas del municipio, entre ellas la de Juan del Jarro, el señor de las palomas y el monumento al padre.
Parece guiarlo un impulso de ser recordado por ello, a semejanza del ex gobernador Horacio Sánchez, que le dio por renovar jardines y poner placas que destilan nostálgico y cursi lirismo.
Hoy esas placas horacistas se han llenado de polvo.
Y falta ver si las dichas estatuas hablarán bien del alcalde y de los gobiernos del PAN o si más bien se volverán en su contra como en una pesadilla.
Ya lo dirá la historia.
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